domingo, 31 de mayo de 2009

Terminator Saga: Terminator 2:El juicio final.



Continuamos con la revisión de esta saga con la que para mi es la mejor de la hasta ahora trilogía, si The Terminator es el alma de la saga, esta segunda parte es sin duda el corazón.

Terminator es uno de los primeros ejemplos que recuerdo en donde el villano termina siendo el personaje más apreciado por el público (quizás el primero fue Darth Vader) algo que llegaría a su máximo con El silencio de los Corderos y el soberbio Hannibal “el caníbal” Lecter.

Legiones de fans querían mas terminator y James Cameron y Arnold Schawzenegger estaban en las cumbres de sus carrera, era 1991.

Con un director como este es difícil salir defraudado, T2 recaudo TODO ese año y se convirtió en la segunda película mas taquillera del cine tras E.T..

Parte del éxito de la película es que aunque cuente con un esquema muy similar a la primera parte hay cambios sustanciales que enriquecen el guión y aumentan la mitología de ese mundo alternativo con fecha de caducidad: 29 de agosto de 1997. Ese será conocido como “el día del juicio final”, cuando un ordenador super inteligente comenzará una guerra que terminará con el genocidio de la raza humana.

Las interpretaciones son sobresalientes y todo el equipo de The Terminator cumple con creces en sus papeles, donde quizás la evolución del personaje de Sarah Connor ( Linda Hamilton) es la más notable pues casi diez años de lucha y sufrimiento la han convertido en una guerrera, más máquina que persona obsesionada por un futuro que avanza imparable.

Esa evolución que no vemos y que tiene que ver con el período entre películas es en parte explicada y a la vez por fin entendida por el joven John conformando el eje humano de esta película y da un profundo sentido trágico a los personajes marcados más por el futuro que por su pasado.

Si en la primera parte el presente era oscuro, sucio y representado por barrios humildes repletos de basura callejones y borrachos, en esta segunda entrega rodada en su primera mitad en escenas diurnas el presente es mucho más optimista, barrios residenciales, centros comerciales y edificios de acero y cristal limpios y ordenados que contrastan con ese futuro, que se ve casi como un flash, pesadilla de calaveras y destrucción donde siempre es de noche que es el mundo de las máquinas, el mundo donde John Connor liderará a la humanidad contra Skynet.

Pero John Connor aún es un adolescente ( Edward Furlog) que vive en hogares de acogida con habilidades más bien poco claras y que ha aprendido a hacer lo necesario para sobrevivir pero entiende poco de las motivaciones de una madre que cree loca y de una lista de padres y tutores elegidos más como instructores por Sarah que como ejemplos morales.

Sarah Connor vive recluida en un manicomio donde nadie cree sus historias como una moderna Casandra investigada por el mismo siquiatra algo pagado de si mismo que la trató en la comisaría en la primera parte, a ella y a Kyle Reese.

Esta es la situación cuando aparece de nuevo el terminator T-800 de la primera entrega para rescatar al joven John de un segundo terminator más avanzado, el T-1000 interpretado por Robert Patrick, un prototipo de metal inteligente que es capaz de adoptar la forma que desee a voluntad y que por su naturaleza fluida es mucho más difícil de destruir.

Comienza una persecución donde a forma de road movie los personajes descubrirán su lado más humano, porqué merece la pena salvar a la humanidad y las motivaciones sin las cuales John jamás podrá ser un líder para los hombres.

Sarah vislumbra que su vida quizás no es una tragedia en el sentido clásico donde el destino es inamovible sino que el futuro es cambiante y puede ser remodelado y pasa a ser una parte activa en vez de limitarse a huir y prepararse para lo que vendrá.


La película termina con el esperado duelo de terminators en una fundición.


Pero quizas el cambio mas sustancial es el más sutil, mientras que el futuro está determinado en la primera parte, reflejado en el impactante final que se resume en dos líneas de diálogo entre Sarah y un niño en una gasolinera de Méjico:

“- Se acerca una tormenta.

-Lo sé. Replica ella como alusión a lo que vendrá.”


El final de esta segunda parte es mucho más esperanzador, una carretera de noche, donde sólo vemos el breve espacio iluminado por los focos del coche que lleva a nuestros protagonistas como alegoría de un futuro que no conocemos, donde sólo el presente es claro y este se pierde un poco más adelante.

La voz en off de Sarah deja claro que no sabe si se han salvado pero que ahora hay lugar para la esperanza.


La brillantez de sus efectos especiales, de nuevo centrados en contar la historia y el ritmo trepidante de sus escenas de acción convierte la película en una diversión de primer orden, pero la solidez de su historia y la precisión con la que se ciñe a todo lo anterior hace que sea un excelente ejemplo de segunda parte que mejora a su predecesora en todo.

Además esta película fue precursora en la implantación de efectos digitales CGI con la recreación del metamorfo T-1000, algo que ha pasado a la historia de los efectos especiales, (la primera de la que tengo noticia también era de Cameron, Abyss donde un brazo de agua recorre la nave y toma la forma de una cara.)

Quizás lo único malo que se puede decir es que en la primera parte decían que sólo el campo creado por algo vivo puede viajar en el tiempo, como la piel del T-800 esta viva pues vale ¿pero y el T-1000? Este deus ex machina al menos propicia un duelo realmente épico.

De todas formas sigue siendo una excelente elección para una tarde de cine y palomitas.


Un saludo y que aproveche.


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