Existen películas que basan su éxito en personajes con carisma y en una cuidadosa selección de actores. Si el guión es medianamente bueno y su director entiende cuales son los puntos fuertes y lo explota con cuidado, el resultado es algo parecido a RED.
En RED se narra las aventuras de un grupo de super espías jubilados que a pesar de su retiro forzoso siguen siendo los mejores en lo suyo.
Con la caída de las grandes superpotencias y sus pueriles enfrentamientos estos hombres y mujeres algo desencantados descubren que tienen más en común con sus enemigos del pasado que con un gobierno de jóvenes y eficientes agentes que parecen troquelados en una cadena de montaje.
Con esta premisa y de la mano de unos más que divertidos Bruce Willis, Morgan Freeman, John Malkovich y Helen mirrel se pinta un cuadro difícil de fallar.
Así el director compone una aventura de acción que se ríe de si misma y que en algunos instantes es realmente divertida. No es Sin Perdón, no es una obra maestra pero da gusto lo bien que se pasan estos 90 minutos de disparos y persecuciones.
No hay reflexiones sesudas sobre ideologías caducas, aquí un cincuentón le da una paliza a un comando asesino de la CIA mientras se toma un vaso de leche y como el tipo es carismático y además te lo presentan como un hombre majo y Willis actúa como sabe, pues te cae realmente bien.
Ese es el primer paso importante porque después de eso, como lo aprecias, empiezas a interesarte por la historia y por lo que sucederá y eso es lo que hace una película interesante.
Una especie de verano azul armado y con cierta mala leche que protagonizado por estrellas de geriátrico enamora lo suficiente para disfrutar con ellos los 90 minutos de entretenida película.
Una diversión interesante.
Un saludo.
viernes, 11 de febrero de 2011
miércoles, 9 de febrero de 2011
Cine: 127 Horas. Comentario.
127 horas es una película entrañable, genera cierta sensación de humanidad y buen rollo que tan buen resultado da en otras películas como Forrest Gump o Que bello es vivir.
Es sorprendente porque su director lo consigue a pesar de que Danny Boile se empeña durante buena parte del rodaje en abrumarte con excesiva información visual y sonora.
Una banda sonora estridente y unos continuos cambios de ángulo, bastante forzados con cámaras colocadas en extrañas posiciones te agotan mentalmente quizás para que cuando llegue el momento la soledad, el silencio y la desesperación te atrapen algo desprevenido. Así empatizarás mejor con el protagonista y esa soledad profunda que atraviesa durante las 127 horas en las que poco a poco sientes como el buen humor, las esperanzas se van agotando con la certeza de la muerte en lo más profundo del cañón que es como una metáfora de ese paso hacia el fin que todos tendremos algún día.
En ese momento la película casi se detiene entre imágenes de la familia del pobre desgraciado, mitad alucinación, mitad despedida y entonces es cuando todo el peso de la película descansa sobre James Franco y ese actor que casi siempre parece algo colocado y que hasta ahora era conocido por una interpretación más bien sosa en la trilogía de Spiderman se revela como una auténtica bestia escénica.
Encaja la tarea y construye un relato creíble de una situación que aunque real resulta tan abrumadora que casi parece imposible.
Con una interpretación que crece a medida que la humanidad se desarrolla en este hombre atrapado consigue su máximo cuando esa humanidad casi se apaga y la locura aparece como única solución. Una solución tomada como último recurso y más como un arrebato que como una estrategia meditada.
En esa situación James Franco resulta absolutamente creíble y da una auténtica lección de arte escénica.
Una pequeña gran maravilla que cautivará a todo aquel que la vea, gracias a un director con una estrategia clarísima y perfectamente ejecutada y a un actor que lo da todo para este fabuloso papel.
Cuando ambas cosas suceden la película es grande.
Un saludo.
Es sorprendente porque su director lo consigue a pesar de que Danny Boile se empeña durante buena parte del rodaje en abrumarte con excesiva información visual y sonora.
Una banda sonora estridente y unos continuos cambios de ángulo, bastante forzados con cámaras colocadas en extrañas posiciones te agotan mentalmente quizás para que cuando llegue el momento la soledad, el silencio y la desesperación te atrapen algo desprevenido. Así empatizarás mejor con el protagonista y esa soledad profunda que atraviesa durante las 127 horas en las que poco a poco sientes como el buen humor, las esperanzas se van agotando con la certeza de la muerte en lo más profundo del cañón que es como una metáfora de ese paso hacia el fin que todos tendremos algún día.
En ese momento la película casi se detiene entre imágenes de la familia del pobre desgraciado, mitad alucinación, mitad despedida y entonces es cuando todo el peso de la película descansa sobre James Franco y ese actor que casi siempre parece algo colocado y que hasta ahora era conocido por una interpretación más bien sosa en la trilogía de Spiderman se revela como una auténtica bestia escénica.
Encaja la tarea y construye un relato creíble de una situación que aunque real resulta tan abrumadora que casi parece imposible.
Con una interpretación que crece a medida que la humanidad se desarrolla en este hombre atrapado consigue su máximo cuando esa humanidad casi se apaga y la locura aparece como única solución. Una solución tomada como último recurso y más como un arrebato que como una estrategia meditada.
En esa situación James Franco resulta absolutamente creíble y da una auténtica lección de arte escénica.
Una pequeña gran maravilla que cautivará a todo aquel que la vea, gracias a un director con una estrategia clarísima y perfectamente ejecutada y a un actor que lo da todo para este fabuloso papel.
Cuando ambas cosas suceden la película es grande.
Un saludo.
lunes, 7 de febrero de 2011
Tres avances.
Durante la Super Bowl las grandes productoras estrenan los pesos pesados de la industria cinematográfica. De todos los anuncios de cine estos son los tres más esperados.
Transformers 3: Dark of the moon.
Capitán América: El primer vengador.
Super 8, lo nuevo de JJ Abrahams.
Un saludo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)