domingo, 16 de octubre de 2011

Teresa María

En la magistral película Cantando bajo la lluvia la razón de ser de todo el montaje era como hacer que una persona hablase con una voz distinta a la suya.
El centro de la historia implicaba que Katy Shelden doblase a la estrella Gina LaMont y que la persona que ponía la voz debía permanecer en la sombra porque en el cine la imagen lo era todo. Pero la voz no podía desentonar porque si bien la industria favorece por su propia esencia una imagen perfecta las voces no se pueden cambiar, han de ser "autenticas". Eso provocaba que la actriz que doblaba a la protagonista sufriese todo tipo de injusticias y al final para que triunfase el amor era necesario que la dueña de esa voz maravillosa y además extraordinaria cantante saliese a la luz.
La vida real no es un musical.
En este país estamos acostumbrados a que triunfe la imagen y asociamos voces a Bruce Willis o Tom Cruise, voces que hablan un perfecto castellano y que aunque sabemos que no son suyas y entendemos que sin ellas no sería igual somos incapaces de saber quien presta esa voz.
Quizás Ramón Langa y Constantino Romero sean la excepción más por su faceta televisiva que por el reconocimiento a sus meritosas voces.
El otro extremo de la balanza es María Teresa de las Heras quizás una de las voces más reconocibles para ya casi cuatro generaciones. Zaragozana que vive en Barcelona ha regalado su voz a los personajes musicales más reconocibles de Disney.
Su fabulosa voz se reconoce en temas como este:

Quizás mi favorito:

En su caso Katy Shelden jamás habría conquistado a John Lockwood y Cantando bajo la lluvia habría terminado en un catarro.
Un saludo.

Cine: No habrá paz para los malvados. Comentario

Esta es una película dura, donde los personajes se nos muestran sin ninguna concesión. Su protagonista es Santos Trinidad un hombre despreciable en cada una de sus facetas y que transmite su humanidad sólo gracias al asco que se tiene a si mismo. Quizás ese punto de autodestrucción es lógico porque representa lo peor que un ser humano puede ser y tiene además un contrapunto. Un imbatible instinto de supervivencia. Si eres seguidor de la saga arma letal podrás ver que Santos Trinidad es un Martin Riggs en su lado más oscuro y completamente apartado de una sociedad sin luz ni humor alguno.
Este es el punto de partida de un auténtico ejercicio de cine negro sin visos de redención o moraleja final, no hay un hombre bueno luchando contra el mal. Cuando ves el campo de batalla solo hay bestias arañando, gruñendo y mordiendo por sobrevivir.
Con un guión sólido y tan duro como su protagonista la trama avanza casi en línea recta hacia su final. Son los excelentes secundarios los que de fondo añaden profundidad a la historia de tal forma que aunque Trinidad no lo sepa sus acciones acaben dando resultados heroicos. El fondo del tráfico de drogas, prostitución y terrorismo son solo sombras en el viaje del protagonista que sólo pretende echar tierra sobre un triple asesinato que comete al comienzo de la película.
De hecho este título es ambiguo porque bien podría aplicarse también a su protagonista.
Un personaje interpretado magistralmente por un José Coronado excelente que devora cada instante en pantalla. La dirección mantiene un gran pulso durante toda la película consiguiendo que deseemos saber más a cada paso que dan sus protagonistas.
El guión resulta creíble y dota a Trinidad de un pasado que entrevemos con las pequeñas pinceladas que aportan los secundarios porque su protagonista está tan vacío de humanidad que difícilmente se puede empatizar con el.
Una gran película para disfrutar en el cine.
Un saludo.