Esta es una película dura, donde los personajes se nos muestran sin ninguna concesión. Su protagonista es Santos Trinidad un hombre despreciable en cada una de sus facetas y que transmite su humanidad sólo gracias al asco que se tiene a si mismo. Quizás ese punto de autodestrucción es lógico porque representa lo peor que un ser humano puede ser y tiene además un contrapunto. Un imbatible instinto de supervivencia. Si eres seguidor de la saga arma letal podrás ver que Santos Trinidad es un Martin Riggs en su lado más oscuro y completamente apartado de una sociedad sin luz ni humor alguno.
Este es el punto de partida de un auténtico ejercicio de cine negro sin visos de redención o moraleja final, no hay un hombre bueno luchando contra el mal. Cuando ves el campo de batalla solo hay bestias arañando, gruñendo y mordiendo por sobrevivir.
Con un guión sólido y tan duro como su protagonista la trama avanza casi en línea recta hacia su final. Son los excelentes secundarios los que de fondo añaden profundidad a la historia de tal forma que aunque Trinidad no lo sepa sus acciones acaben dando resultados heroicos. El fondo del tráfico de drogas, prostitución y terrorismo son solo sombras en el viaje del protagonista que sólo pretende echar tierra sobre un triple asesinato que comete al comienzo de la película.
De hecho este título es ambiguo porque bien podría aplicarse también a su protagonista.
Un personaje interpretado magistralmente por un José Coronado excelente que devora cada instante en pantalla. La dirección mantiene un gran pulso durante toda la película consiguiendo que deseemos saber más a cada paso que dan sus protagonistas.
El guión resulta creíble y dota a Trinidad de un pasado que entrevemos con las pequeñas pinceladas que aportan los secundarios porque su protagonista está tan vacío de humanidad que difícilmente se puede empatizar con el.
Una gran película para disfrutar en el cine.
Un saludo.
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