El centro de la historia implicaba que Katy Shelden doblase a la estrella Gina LaMont y que la persona que ponía la voz debía permanecer en la sombra porque en el cine la imagen lo era todo. Pero la voz no podía desentonar porque si bien la industria favorece por su propia esencia una imagen perfecta las voces no se pueden cambiar, han de ser "autenticas". Eso provocaba que la actriz que doblaba a la protagonista sufriese todo tipo de injusticias y al final para que triunfase el amor era necesario que la dueña de esa voz maravillosa y además extraordinaria cantante saliese a la luz.
La vida real no es un musical.
En este país estamos acostumbrados a que triunfe la imagen y asociamos voces a Bruce Willis o Tom Cruise, voces que hablan un perfecto castellano y que aunque sabemos que no son suyas y entendemos que sin ellas no sería igual somos incapaces de saber quien presta esa voz.
Quizás Ramón Langa y Constantino Romero sean la excepción más por su faceta televisiva que por el reconocimiento a sus meritosas voces.
El otro extremo de la balanza es María Teresa de las Heras quizás una de las voces más reconocibles para ya casi cuatro generaciones. Zaragozana que vive en Barcelona ha regalado su voz a los personajes musicales más reconocibles de Disney.
Su fabulosa voz se reconoce en temas como este:
Quizás mi favorito:
En su caso Katy Shelden jamás habría conquistado a John Lockwood y Cantando bajo la lluvia habría terminado en un catarro.
Un saludo.
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