La primera película que vi de Daniel Monzón fue El corazón del guerrero y sinceramente, me defraudo bastante.
Tras La caja Kovak, su tercera película me reconquistó para sus, por lo menos, interesados en su cine. El cine de genero está bastante poco apreciado por la critica y los medios en este país. No así por el público, que premia a menudo con buenas taquillas este tipo de incursiones.
Monzón como buen crítico, alejado bastante del snobismo habitual, sabe de esas preferencias y además pertenece a ese tipo de nuevos directores españoles que no renuncian a sus raíces americanas.
En esta cuarta película aborda el cine carcelario y a juzgar por el avance, con bastante éxito.
Juzgazlo vosotros mismos:
Un saludo y que aproveche.
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