lunes, 7 de septiembre de 2009

Cine: Déjame entrar (Crítica).

Déjame entrar es una película de terror sueca. Si esta frase no ha conseguido que cambies de blog, estoy de suerte. Estoy de suerte porque soy de los que cuando ven una gran película me transformo en comercial de la misma. La comento a todo el mundo, escribo correos y la saco en cualquier conversación con la esperanza de conseguir que alguien más la vea.

Y es que esta película es excelente.

Aunque tiene momentos realmente espeluznantes, como el de los gatos, posee también una gran sensibilidad hacia sus protagonistas, en especial la niña, Eli (una inmensa Lina Leandersson) y Oskar (el también inmenso Kåre Hedebrant).

Rodeados de un retrato casi costumbrista del pequeño mundo de Oskar, que se divide entre el colegio y su apartamento completamente mediocre, los personajes se verán sacudidos por la llegada al bloque de pisos de un hombre y una niña extraordinarios. Nótese que extraordinario no significa necesariamente algo bueno.

Lo profundo de la relación entre ese hombre y la niña lo descubriremos a lo largo de los 115 minutos de gran cine que nos esperan.

Pero si hay un autentico eje de toda la obra es la relación de amor entre dos niños de doce años, Oskar y Eli, cada uno un completo inadaptado a ese mundo de adultos completamente ajenos a lo extraordinario del momento. Ajenos mientras puedan, porque el autentico horror siempre irrumpe en nuestro mundo personal, el verdadero terror es aquel que contamina nuestras casas. Nos hace vulnerables al contaminar lo que debería ser nuestro reducto, nuestra salvación, nuestros hogares.

Cuando la pesadilla está en tu casa no hay donde escapar, ese es el autentico horror.

Esta no es una película de terror adolescente, no hay persecuciones sin sentido ni mujeres estupendas ligeras de ropa entrando donde nadie en su sano juicio entraría.

Es una película de terror gótico donde lo mas aterrador es como cada personaje sobrevive como puede a esa sacudida que supone la irrupción de lo sobrenatural en unas vidas mundanas.

Rodada sin efectismos por un soberbio Tomas Alfredson que mantiene cierta neutralidad sobre la historia casi contando lo mejor y lo peor de ese pequeño mundo sin ocultar el crimen, el amor, la ternura o el dolor de los que viven en ese bloque de apartamentos.

Además, como ocurre cuando el cine es realmente grande, se conjugan interpretaciones, guión y una música casi invisible a lo largo de casi todo el metraje pero de una sutileza y elegancia sobresaliente en los breves momentos en los que se apodera de las imágenes para cobrar protagonismo.

Para muestra el tema principal de Johan Söderqvist :



Por último una recomendación: ved esta película. Es lo mejor de lo visto este año pasado en cines y os aseguro que me arrepiento de no haber podido verla como se merece.


Un saludo y que aproveche.


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