Harry Potter 6 (HP6) es un raro ejemplo de como una saga puede mantener un buen ritmo y una gran calidad a lo largo de los años.
Seis películas no es poco, pero el interés de los seguidores se mantiene en alto desde sus orígenes y me atrevería a decir que su calidad es cada vez mayor.
Lo ocurrido durante La Orden del Fénix lo ha cambiado todo, tanto que es difícil ya ver esta película de forma aislada.
El esfuerzo de sus predecesoras por explicar el mundo mágico ha desaparecido casi por completo y se entiende que el espectador ya conoce los entresijos de ese mundo si está viendo esta sexta entrega.
Dicho esto, HP6 hace gala de una paleta de colores mucho más fría que de costumbre, la guerra contra los mortífagos ha empezado pero no estamos en el combate, eso vendrá más tarde.
Se entiende que Voldemort está haciendo de las suyas y nos centramos en los esfuerzos "de los buenos" para prepararse para la inminente violencia que seguro ha de venir.
Hay dos tramas principales, el intento de Dumbledore por entender a su enemigo y el posicionamiento dentro de Hogwarts de las fuerzas de Voldemort, que colisionan al final de la película y se desarrollan con gran precisión y un ritmo constante, sin estridencias.
El aspecto brillante, de cuento, del colegio ha sido sustituido por un aire gastado y frío que recuerda más a un instituto de zona conflictiva, con guardias armados y controles de seguridad.
Ya no hay risas por los pasillos, las nubes y cierto aire otoñal lo dominan todo. No obstante es el fin de una época de alegrías y aventuras, no hay nada divertido en una guerra.
Recuerda algo a un Londres de la segunda guerra mundial, aún no afectado por la guerra, poco antes de los bombardeos que todos saben que llegarán y además son inevitables.
Para los fans de los libros diré que contiene la trama gran parte de la energía del libro pero sacrifica practicamente la totalidad de la investigación sobre la infancia de Voldemort.
Desaparece además cualquier referencia a la política Muggle o al Ministerio de Magia.
Son dos ausencias que duelen, porque son parte de la chicha del libro pero una película no debe durar 4 horas por muchas razones y la extensión del libro la hace imposible de adaptar al cien por cien.
Un dato, La piedra filosofal es un ejemplo de adaptación palabra por palabra, un libro de 250 páginas, una película de 150 minutos. El Misterio del príncipe es el primero de la saga que baja de extensión frente a su predecesor y aún así son 600 páginas; no puedes hacer una película de 360 minutos, seis horas es inaguantable. Y hacer dos películas obligaría a que los actores llegaran a los treinta en el final de la saga y perderías credibilidad como personaje.
Pero si veis la película no como un traslado de las palabras a imágenes sino como un intento de comunicar el mensaje del libro esta funciona como un reloj y en muchos sentidos lo hace mejor que sus predecesoras.
David Yates repite en la dirección y es un gran acierto, el reparto sigue igual con la incorporación de Jim Broadbent como Horace Slughorn.
En fin cine divertido y de calidad excelente con una factura de lujo, una gran película para este fin de semana.
Un saludo y que aproveche.
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