A priori el argumento de celda 211 es una bomba. Un funcionario de prisiones decide visitar su puesto de trabajo 24 horas antes de comenzar su primer día. Se ve inmerso por azar en un motín sin poder salir debe hacerse pasar por recluso.
Por otro lado Daniel Monzón es un director bastante interesante que está mejorando con cada trabajo, como comente en este blog cuando salió el avance.
La verdad es que afortunadamente la película no decepciona en absoluto. La puesta en escena con colores apagados y bastante realistas. El uso de cámaras digitales está cada vez más extendido. Da a la película un aspecto televisivo inusual pero muy acertado, restando glamour al cine pero acercando a la realidad la acción. Metiendo al espectador dentro de la trama. Planos cercanos, a menudo de las espaldas de los actores o colocadas las miradas entre los presos nos hace sentirnos parte del motín.
Por otro lado el guión es, como poco, intenso. Plagado de momentos de tensión cumple de sobras con lo que enseñaba el avance y además se reserva algunos instantes de intensidad y sorpresa, lo que es de agradecer. Sus 90 minutos se pasan rápidos y con chicha con ninguna escena de relleno. Cuenta su historia sin alardes y hecho esto acaba. Si la economía es elegancia en la expresión esta película es un perfecto ejemplo de elegancia narrativa.
Por otro lado su mayor acierto es la elección de actores en especial Luis Tosar que esta enorme como malamadre y se como literalmente cada plano en que aparece. Si acaso el único que se le acerca e iguala cuando aparecen juntos es Antonio Resines que cada día demuestra que es un grande en el drama. Personalmente me gusta mucho más como dramático que como cómico. Un tipo que se encara a cualquiera con cara de ser un auténtico tipo duro pero sin alardes. No salta a lo John Woo a cámara lenta con dos pistolas en las manos pero te suelta dos ostias como que hay Dios como te cantees. De la vieja escuela, vamos.
Y llena cada plano con tanta presencia que a pesar de ser un villano no puedes evitar sentir cierta simpatía por el.
Por otro lado Alberto Ammann cumple como co protagonista y convierte su falta de fama en una ventaja, facilitando empatizar con este pobre funcionario de prisiones en un motín carcelario.
Por otro lado una acertada elección de reparto llena la cárcel de reclusos tan realistas que hacen dudar de que no sean realmente presos los que completan el reparto. Esto no es Prison Break y sus presos limpios y aseados. Aquí sabes que el personal esta muy harto y a saber de que piedra han salido.
Por último la cárcel es completamente creíble lo que unido al resto de elementos consigue exactamente eso, credibilidad.
En resumen una gran elección como película a ver, no decepciona en absoluto. Cine de género del bueno y por una vez hecho en España con calidad y sin complejos absurdos.
Por cierto creo que es la primera película donde salen etarras y son un elemento coherente e interesante de la trama sin ser el eje central y sin caer en partidismos idiotas.
Así que ánimo y al cine que merece ser vista.
Un saludo y que aproveche.
1 comentarios:
La película se rodó en una cárcel de verdad que ya está en desuso y algunos de los actores son presos de verdad... no has ido desencaminado en la crítica. La veré y opinaré más extensamente.
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