En el cine, como en muchas otras cosas, la economía a la hora de expresar una historia es elegancia.
Si alguien ha visto Wall.e entenderá lo que digo, porque los primeros diez minutos de esta película explican a la perfección una historia sin usar a penas otro elemento que la imagen.
El resto de la película es igualmente maravilloso.
Pasa lo mismo con Up, pero con una excepción, en Cars y Wall.e lo extremo de sus protagonistas, uno era un coche rojo metalizado y el otro un viejo robot basurero, remarcaba en cada plano la perfección técnica que ya casi es un cliché cuando hablamos de estos estudios.
En up la historia es tan buena y está contada con tanta habilidad que la técnica es lo último que se te viene a la cabeza a la hora de explicarla. Lo cual me parece un acierto titánico, porque al final la técnica es secundaria en algo tán técnico como la animación digital en favor de lo principal: El talento.
Talento al diseñar una historia simple pero que empatiza desde el principio con el espectador, vives la vida de Carl Fredricksen hasta que lo sientes como algo tuyo en esos geniales diez minutos iniciales.
Y descubres lo profundo de su soledad casi a la vez que el, cuando golpea al pobre empleado, ya convertido en un viejo gruñón de 78 años .
Pero la grandeza del personaje radica en que no se resigna a ello y vuelve a ser un niño y como tal cree en lo imposible. Y como estas identificado con el, tú también lo crees.
Haciendo que todo un cine vea como lo natural que una vieja casa vuele unida a un mar de globos, realmente impulsada por la fantasía de todos los que estábamos en aquella sala.
Accidentalmente, como siempre en la vida (como en el Gran Cine) aparecen los compañeros de viaje, el niño (contrapunto del actual Carl Fredricksen pero bastante parecido a su yo niño), un perro hablador, un pájaro excéntrico...
A partir de este punto, Pixar nos tiene ganados, una historia de reencuentro, una gran road movie clásica donde ambos personajes aprenden algo uno del otro y se hacen más fuertes unidos de lo que eran antes separados, reconciliación, amor, amistad y cierta aceptación marcan el desarrollo de los personajes.
Pero para que esto ocurra hace falta un catalizador, algo que obliga a los personajes a unirse, quieran o no. La única manera de que pasen de ser compañeros de viaje a amigos, familia.
El villano.
Charles F. Muntz es todo lo que Fredricksen hubiese querido ser. Explorador, aventurero y hombre de valor sin igual. Por desgracia le falta lo que más hace valioso a nuestro protagonista: Amor, por una esposa, hijos o aventura. Muntz busca algo más oscuro y seductor: Fama.
Y con este cóctel Pixar crea Up, una maravillosa película que como todo lo bueno no exige de una edad para verla, niños o adultos todos poseemos el ingrediente necesario: Fantasía.
Lo necesario para activarlo lo pone Up: Talento.
Un saludo y que aproveche.
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