La publicación de un libro sobre una histórica misión de espionaje en la Alemania oriental precipita la reunión de los tres agentes que la realizaron. Esa reunión dará fin a la historia de cada uno de ellos y cerrará un paréntesis que se inició a finales de los sesenta, casi cuarenta años después.
La posibilidad de redención y las sorpresas en la trama consiguen hacer
sobresalir la película y la hacen muy recomendable a los amantes del
buen cine de espías.
John Madden dirige esta película de espionaje con un buen pulso. Ni permite que la película pierda ritmo ni que se acelere fuera de esa forma de narración pausada propia de los grandes clásicos del cine de espionaje como "El espía que surgió del frío" o "Los tres días del cóndor".
Por desgracia la labor del director no es sólo marcar un ritmo. Ritmo que se acelera al final del relato no para bien.
La otra parte de la película tampoco es redonda, una historia interesante pero algo falta de intensidad y unos interpretes capaces pero que no llegan a cautivar.
Cada uno de estos actores no son malos, sólo algo desdibujados. Personajes que prometen interesar pero que no llegan a ser capaces de atrapar nuestra curiosidad. Eso es un problema grave sobre todo cuando lo mejor de la historia es el villano. Un malvado médico nazi que se come cada momento en pantalla con unos diálogos oscuros y punzantes que lo elevan por encima del trío protagonista. Por desgracia en comparación los demás son algo simples, no es que sea brillante en su maldad. Es que todo lo demás no llega a ser interesante en si mismo. Cada momento esperas que el boceto se convierta en dibujo pero ni siquiera la magnífica Helen Mirren lo consigue.
A pesar de estos fallos la película atrapa y consigue que durante la duración de la historia nos interese la trama y la misión inacabada durante esos cuarenta años.
No quiero ser injusto, no es una mala película. Sólo promete mucho más de lo que da.
Un saludo.
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