domingo, 4 de abril de 2010

Cine: Shutter Island. (Comentario).

Shutter Island es la última película de Martin Scorsesse y la última película del tandem DiCaprio/Scorsesse. La verdad es que son un grupo más que fructífero, El Aviador o Infiltrados son buena muestra de ello. Scorsesse es un director sólido, capaz de contar historias a menudo sórdidas y unidas a elementos violentos. A pesar de ello el género del terror no ha sido muy habitual en su filmografía aunque si que lo ha visitado con éxito en la interesante revisión de El Cabo del Miedo.
Como en aquella ocasión no se trata de una historia de sobresaltos si no que explora una vía especial del género que se podría definir como presión. Los personajes principales se ven envueltos en una situación donde los acontecimientos los van obligando a ceder, moral o anímicamente sin piedad.
Es un proceso lento de destrucción del individuo que pretende forjar al protagonista a través de los pedazos restantes, a veces mejorándolo otras simplemente reforzando su capacidad para el sufrimiento, para sobrevivir.
Nos ponemos en la piel de un hombre complejo, Teddy Daniels, agente judicial que viaja junto a su compañero al penal para enfermos dementes Shutter, que toma el nombre de la isla en la que se encuentra. Allí conocerá a los doctores que dirigen el hospital prisión en su investigación. La desaparición de una paciente compleja es la razón de su presencia en el extraño lugar.
Poco a poco los traumas que arrastra el protagonista empiezan a afectar su investigación, un huracán azota la isla y los guardias no parecen ser muy colaboradores.
La situación desata las desconfianzas de Daniels y empieza una búsqueda dentro del penal que irá aumentando la tensión hasta el desenlace final.
Como es habitual en las películas de Scorsesse la ambientación resulta brillante, llena de sutiles detalles que aumentan la sensación de desasosiego que llena todo el metraje. Además el guión es consistente desde el principio hasta el final y no necesita de revelaciones absurdas ni momentos "sorpresa" para avanzar.
Más bien al contrario, la historia avanza durante toda la película sin detenerse ni cambiar de ritmo desde el principio. Es ese ritmo, marcado con cuidado y precisión Suiza es el que arrastra la acción y a los personajes desde la presentación hasta el final.
Para ello el director maneja con maestría a los actores, todos ellos excelentes, y al entorno que resulta casi un personaje extra.
La música resulta toda una revelación, que recuerda a los clásicos como Vértigo o Psicosis. La verdad es que la ambientación de los años cincuenta casa a la perfección con la partitura a veces estridente y con los momentos de tensión de la película.
Al final como casi siempre Scorsesse auna unos excelentes elementos y una manufactura perfecta para conseguir una película de gran calidad que sobresale entre las opciones disponibles.
Realmente siguen existiendo los grandes maestros, artesanos que lejos del efectismo habitual cuidan con mimo, cada detalle, la fotografía, la música y los actores que dan de sí lo mejor cuando son dirigidos por los grandes del cine.

Un saludo.

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