miércoles, 13 de octubre de 2010

Cine: Wall Street . El dinero nunca duerme (comentario)

Wall Street es una de esas películas que se recuerdan con cariño años después de haberlas visto. Cuando el fenómeno es común al suficiente número de personas la película se convierte en un film que definimos como de culto.
Un gran personaje; acertado para comprender su tiempo, el auge económico de la especulación pura. Una historia con moraleja y castigo ejemplar encumbraron al personaje principal y villano de la historia al olimpo de la ficción. Ese personaje era Gordon Gekko y Michael Douglas hizo la mejor interpretación de su carrera.
23 años después retomamos el personaje, sale de la cárcel y toma contacto con el joven prometido de su hija. Seducido por Gekko se aliará con él en contra de los deseos de Winnie, la hija de Gekko.
La película mantiene un buen ritmo durante la mayor parte del rodaje pero está muy lejos de ser una gran película. Su hermana mayor la supera en ritmo y tensión. Pierde demasiado tiempo en la autocomplacencia, en explicar que ha sido de Gekko en la cárcel y de las relaciones con su familia. Se abandona en exceso al sentimentalismo y pierde la emoción de lo que prometía. Se presenta como una película sobre la venganza y lo que estás dispuesto a perder por conseguirla y termina siendo un relato sobre buenos sentimientos y redención sin precio a pagar.
Quizás lo peor sea eso, en la primera parte Oliver Stone creaba un personaje atractivo pero que encarnaba al mal de su tiempo sin ningún tipo de dulzura. Gekko era un ladrón, manipulador y embustero pero con el carisma suficiente como para atraer a pesar de que resultaba claro que era un villano.
El problema es que en esta parte juega a presentarlo como el Gekko original pero a la vez intenta convertirlo en una buena persona, con errores y sentimientos.
Entonces la película pierde pulso y la historia se desmorona. Suponed que al fina de Tiburón, Spielberg hubiera rodado una escena donde el tiburón perdona la vida al jefe Brody para poder vivir con sus crías feliz surcando el mar.
Este es el mismo caso, y claro no puedes basar un personaje en una ambición de poder desmedida y luego terminar intentando que parezca un abuelete que sólo busca el amor de su familia.
Una familia a la que ha robado, conducido al suicidio y la locura pero que le perdona simplemente porque sí y sin que a el le cueste nada, en una conversación de dos minutos.
Ahí se pierde el personaje y la historia de una forma irrecuperable.
Por otro lado la película no es mala, posee momentos realmente buenos, en especial las reuniones de la reserva federal que recuerdan enormemente al mejor Coppola de Padrino. Algo que seguramente no es casual. Tiene un inicio excelente pero a media película se detiene casi por completo retoma esa buena sensación de thriler de la primera parte y se desmorona el último cuarto de hora dejando peor sabor de boca del que merece.
En general una buena película con momentos excelentes que defrauda completamente en sus últimos minutos, tras casi dos horas de gran calidad.
Personalmente la película sería mejor s acabara en Londres con Gekko mirando la pantalla de su ordenador.
Un saludo.

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