Esta es una película que lucha contra si misma. Si somos objetivos, lo cual es difícil en este subgénero, la película es una digna continuación de un monstruo muy cinematográfico que nunca ha tenido una buena película.
Las buenas películas siempre son de vampiros. Que le vamos a hacer.
Con un guión muy al uso y con todos los ingredientes que gustan al aficionado de lo gótico no llega a emocionar. Y eso que realmente lo tiene todo, Inglaterra Victoriana, páramos neblinosos, mansiones lóbregas, oscuras mazmorras, amor verdadero, policías templados y astutos...hasta un manicomio terrorífico. Pero cocinados todos esos ingredientes el resultado final es una película que ya hemos visto cien veces.
Por otro lado los actores son realmente de primera fila, Benicio del Toro, Emily Blunt, Anthony Hopkins, Hugo Weaving, Geraldine Chaplin cumplen con su aportación de cierto carisma pero se diluyen en lo soso del guión. Un guión que lejos de adentrarse en la parte más romántica de la historia, como hizo Coppola en Drácula, se entretiene con las visiones del protagonista, que no aportan nada nuevo, y con la historia del padre que se resuelve en cinco minutos al final y que tampoco resulta nada espectacular.
Al final tenemos una película de las de siempre pero con mucho más dinero detrás y eso no la convierte en buena. Por otro lado decir que es mala tampoco es justo, la película cumple con todas las espectativas que genera por las mismas razones que he escrito antes. Cumple con el canon del género a rajatabla con lo que los aficionadas quedaran contentos, el público no se sorprenderá pero dificilmente podrá sentirse engañado y el espectador ocasional pasará un par de horas divertidas, pero no mucho.
La dirección de Joe Johnston tampoco aporta nada con lo que el resultado final ni aumenta ni se empobrece, manteniendo una media que le permitirá sobrevivir en cartelera un par de semanas más gracias a los chavales y a los incautos que esperen ver un cine de terror más adulto que "Viernes Trece XVII".
Al final una ensalada de clichés que dificilmente indignará pero que se olvida con facilidad a los dos días de haberla visto.
Un saludo y que aproveche.
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